La pluma más comparsista del polifacético Juan Carlos Aragón Becerra cumple 30 años. “Contrabandistas” fue la ópera prima de un autor contundente que, según cuenta, nunca ha dejado de ser el mismo, porque la fuente de la que menos ha bebido ha sido el Carnaval.

Corría los últimos años de la convulsa década de los 70. Una transición parecía que pondrían fin a tantos años de dictadura y, por aquellos entonces, las plumas más fértiles campaban a sus anchas por el Carnaval gaditano, tanto tiempo secuestrado. Pedro Romero, Martín o el propio Ripoll, ponían fuerza en sus letras con repertorio atrevidos que, a la postre, serviría de inspiración a un poeta que ya empezaba a picarle el gusanillo. “Los Mandingos” o “Los Golfos” son algunas de esas piezas que se quedaron en la mente de un tal Juan Carlos Aragón que, casi sin saberlo, ya quería formar parte de la historia del Carnaval. “La comparsa Los Golfos es mi patrón y aún hoy la tengo como referente”, comenta un autor recordando aquellos años como “llenos de experiencias positivas y entrañables”.

Él mismo ha publicado en alguna ocasión que su primera letra fue un pasodoble por encargo a Félix Rodríguez de la Fuente, de la comparsa de Joaquín Quiñones “Gallos de Pelea”. Sin embargo, no sería hasta 1983 cuando se aventurara al mundo de las comparsas con una agrupación juvenil. “En el ambiente donde me crié no había tradición de Carnaval; La Laguna y los colegios de curas (Salesianos) no eran el mejor sitio para encontrar un grupo”. Algo que es precisamente de lo que presume en la actualidad, espetando entre risas que es una de las mayores diferencias. Aquella comparsa, “Contrabandistas”, ya dejaba entrever que para Juan Carlos salir en Carnaval era algo más que cantar piropos a la Caleta. Uno de sus pasodobles era una crítica directa, como tantos otros ese año, a la polémica decisión de la comparsa de Los Majaras de no participar en el Falla.

Con respecto a aquellos años, Aragón lo ve como un carnaval “inocente”, sintiendo ahora que la fiesta es “una microsociedad, que tiene la maldad de la sociedad de la que se alimenta”. Lo que sí deja claro es que en 30 años “mi forma de hacer el carnaval no ha cambiado, la manera de verlo sí es distinta”. Bien es cierto que el autor sabe que “ha variado las metas y que ahora sigo un estilo propio”.

Al año siguiente le gustó la experiencia y volvió a sacar otra comparsa pseudo-juvenil “Juerga”, muy al estilo del año anterior. Tampoco tuvo mucho éxito. Después de una travesía en el desierto, incluyendo su participación en coros, Aragón irrumpió como sin quererlo en el mundo de las chirigotas. En una historia que ya conocen.

 Ahora, con la perspectiva que ganas con los años, todo esto le sirve de “experiencia”, utilizándola como “un modo de descubrir cosas nuevas, porque he estado atento a otras manifestaciones musicales y literarias”. El profesor de filosofía es tajante al discernir que “la fuente que menos me ha influido ha sido el carnaval”, matizando que “yo no leía libretos, leía libros”. Todo esto le ha hecho que se forje un estilo “que puede gustar más o menos, pero es el mío propio”, refrendado por hacer una de las comparsas que más seguidores y más detractores –aventurándonos a decirlo- arrastra.

De su comparsa actual, aparte de lo apuntado anteriormente, indica que ya ha pasado los “duros meses centrales” y que ya la gente visualiza cada vez más la idea gracias al repertorio. Deja claro que hay dos cambios fundamentales. Uno de ellos es el idioma, sin especificar nada más, y el otro es la marcha de Arturito y la llegada de Jesús Rueda ‘Cateto’. “Cada uno es un monstruo en su estilo, pero gracias a Jesús el grupo ha ganado más como grupo, sin tanto individualismo”, admite el autor de “Catastrophic Magic Band”.

2013 será testigo de los 30 años como autor de comparsas de un poeta que ha hecho historia en el mundo de la comparsa y que aún hoy sigue bordando con letras de oro las páginas del libro gordo del Carnaval gaditano. Tres décadas después de empezar con 'Contrabandistas'.